martes, 26 de abril de 2011

Controlar la Depresión

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Existen varios tratamientos para la depresión, según la gravedad y los síntomas de cada caso (véase el recuadro “Tipos de depresión”). El médico de cabecera puede ser de gran ayuda, aunque a veces hará falta acudir a un especialista. Es posible que se recete un antidepresivo u otro tipo de tratamiento. Hay quienes han obtenido buenos resultados con la fitoterapia (medicina herbaria), siguiendo cierta dieta o realizando un programa de ejercicios supervisado.

Tipos de Depresión
Para que un tratamiento médico sea eficaz, se ha de tener presente el tipo de depresión.
  • La depresión mayor, o grave, tiene síntomas agudos que pueden durar seis meses o más si no se tratan e interferir en casi todos los aspectos de la vida del paciente.
  • El trastorno bipolar se conoce también como depresión maníaca. Quienes lo padecen experimentan emociones extremas que oscilan entre períodos prolongados de intensa hiperactividad (manía) y abrumadores bajones (depresión) (véase el artículo “Vivir con un trastorno del ánimo”, en el número del 8 de enero de 2004 de esta revista).
  • La distimia es un tipo de depresión más leve; con todo, sus síntomas interfieren en la vida normal del paciente. Hay quienes también experimentan períodos intermitentes de depresión grave.
  • La depresión posparto es un estado emocional debilitante que afecta a muchas madres después de dar a luz (véase el artículo “¿Qué es la depresión posparto?”, en el número del 8 de junio de 2003 de esta revista).
  • El trastorno afectivo estacional se presenta como resultado de la falta de luz solar durante el otoño y el invierno. Suele desaparecer en la primavera y el verano.

Situaciones comunes

1. Amigos bienintencionados con poca o ninguna preparación médica pudieran decirle al enfermo qué tratamiento debería aceptar o rechazar. Es posible que tengan opiniones muy definidas a favor de la fitoterapia, de ciertos medicamentos o que se opongan a todo tipo de tratamiento.
Sugerencia: No acepte cualquier consejo. Recurra a fuentes confiables para informarse bien y tome una decisión razonada.
2. El desánimo lleva a algunos pacientes a descontinuar el tratamiento por los efectos secundarios que produce o porque les parece que no se recuperan.
Sugerencia: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro” (Proverbios 15:22). De este consejo se desprende que si usted mantiene una buena comunicación con su médico, es más probable que obtenga resultados favorables. Por tanto, cuéntele con franqueza lo que le preocupa y los síntomas que tiene, y pregúntele si necesita modificar el tratamiento o simplemente seguirlo un poco más de tiempo.
3. El exceso de confianza hace que algunos pacientes interrumpan su tratamiento a las pocas semanas de empezarlo porque se sienten mejor. Olvidan lo mal que se encontraban antes de medicarse.
Sugerencia: No deje la medicación de golpe, pues podría sufrir consecuencias graves e incluso mortales. Siempre consulte a su médico.
Aunque la Biblia no es un libro de medicina, su Autor, Jehová Dios, es nuestro Creador, y como tal, puede ofrecer consuelo y guía a los que sufren depresión y a quienes los atienden. Veamos en el próximo artículo cómo brinda dicho consuelo.

yuda del “Dios de todo consuelo”

EL REY David fue un hombre que atravesó numerosas situaciones angustiosas y tuvo muchos “pensamientos inquietantes”. Pero jamás dudó de que el Creador lo entendiera a la perfección. Él escribió: “Oh Jehová, tú me has escudriñado completamente, y me conoces. Tú mismo has llegado a conocer mi sentarme y mi levantarme. Has considerado mi pensamiento desde lejos. Pues no hay una sola palabra en mi lengua, cuando, ¡mira!, oh Jehová, tú ya lo sabes todo” (Salmo 139:1, 2, 423).
Nosotros también podemos estar seguros de que el Creador nos entiende y que comprende el efecto debilitante que tiene la depresión en nuestros cuerpos y mentes imperfectos. Él conoce las causas de la depresión y sabe cuál es la mejor manera de afrontarla. Además, nos ha revelado que curará la depresión de una vez por todas. No podemos pensar en nadie mejor para ayudarnos que nuestro compasivo “Dios, que consuela a los deprimidos” (2 Corintios 7:6, La Biblia de las Américas). O, según otras versiones, que los “conforta”, los “anima” y les “da aliento” (La Biblia de Nuestro Pueblo; Versión Popular; Nueva Biblia Española).
Pero los deprimidos tal vez se pregunten qué ayuda pueden recibir de Dios cuando experimentan sentimientos inquietantes.

¿Es Dios accesible?

Dios está tan cerca de sus siervos deprimidos que es como si residiera con ellos, con “el aplastado y de espíritu humilde”. Y lo hace “para revivificar el espíritu de los de condición humilde y [...] el corazón de los que están siendo aplastados” (Isaías 57:15). ¡Qué animador! “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu.” (Salmo 34:18.)

¿Cómo recibir consuelo de Dios?

Los siervos de Dios podemos hablarle al “Oidor de la oración” a cualquier hora, y él puede ayudarnos a manejar los sentimientos y las circunstancias que nos perturban (Salmo 65:2). La Biblia nos anima a abrirle nuestro corazón, pues dice: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7).

¿Y si los sentimientos de inutilidad me hacen pensar que Dios no escucha mis oraciones?

La depresión puede llevarnos a creer que no somos capaces de complacer a Dios. Pero nuestro Padre celestial tiene presentes nuestros frágiles sentimientos, pues “se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14). Y aunque “nos condene nuestro corazón”, podemos ‘persuadirlo’ de que “Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas” (1 Juan 3:19, 20, nota). Además, en nuestras oraciones podemos usar expresiones tomadas de pasajes bíblicos como Salmo 9:9, 10; 10:12, 1417 y 25:17.

¿Y si estoy demasiado angustiado para expresar lo que siento?

Cuando se encuentre tan abrumado que no sepa qué pedir, no se dé por vencido. Continúe dirigiéndose al “Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo” con la seguridad de que él comprende sus sentimientos y sabe lo que necesita (2 Corintios 1:3). María, mencionada antes en estos artículos, dice: “A veces, cuando me siento muy confundida, no sé qué pedirle a Dios, pero estoy convencida de que me comprende y me ayuda”.

¿Cómo responde Dios nuestras oraciones?

La Biblia no dice que Dios vaya a eliminar todas nuestras dificultades en el presente. No obstante, Dios sí nos da fuerzas para aguantar “todas las cosas”, entre ellas la depresión (Filipenses 4:13). “Cuando empecé a sufrir depresión —admite Martina—, le rogaba a Jehová que me curara enseguida, pues creía que no iba a soportarlo mucho más tiempo. Pero ahora me contento con pedirle que me dé fuerzas para el día.”
Los enfermos de depresión pueden recurrir a una fuente inagotable de energía espiritual: las Escrituras. Sarah, que lleva treinta y cinco años luchando con la depresión, ha comprobado el valor práctico de la lectura diaria de la Biblia. “Agradezco mucho lo que la profesión médica ha hecho por mí. Pero, por encima de todo, reconozco el valor espiritual y práctico de la lectura de la Palabra de Dios. He adoptado la costumbre de leerla regularmente”, dice ella.

No más depresión

Cuando estuvo en la Tierra, Jesucristo empleó el poder que había recibido de Dios para curar enfermedades dolorosas. Deseaba aliviar a la gente que padecía dolencias graves. Además, experimentó sentimientos muy angustiosos. La noche antes de morir de una forma terrible, “Cristo ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas” (Hebreos 5:7). Gracias a que Jesús pasó por aquellos momentos tan amargos, ahora “puede ir en socorro de los que están siendo puestos a prueba” (Hebreos 2:18; 1 Juan 2:1, 2).
La Biblia revela que Dios se propone eliminar todas las situaciones penosas que contribuyen a la depresión. Él promete: “Voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear” (Isaías 65:17, 18). Los “nuevos cielos” —el Reino de Dios— restablecerán a un estado perfecto de salud física, emocional y espiritual a la “nueva tierra”, o sociedad humana justa. Todas las enfermedades habrán sido erradicadas para siempre.

Consuelo de las Escrituras:


Lorraine encuentra fortaleza en la promesa de Jehová recogida en Isaías 41:10: “No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo [...] te ayudaré. Sí, yo [...] te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia”.
Álvaro dice que suele hallar consuelo en las palabras de Salmo 34:46: “Inquirí de Jehová, y él me contestó, y de todos mis sustos él me libró. Este afligido llamó, y Jehová mismo oyó. Y de todas sus angustias Él lo salvó”.
Naoya comenta que la lectura de Salmo 40:1, 2 siempre lo consuela: “Solícitamente esperé en Jehová, y por lo tanto inclinó a mí su oído y oyó mi clamor por ayuda [...]; firmemente estableció mis pasos”.
A Naoko la conforta el Salmo 147:3, donde dice que Jehová “está sanando a los quebrantados de corazón, y está vendando sus partes doloridas”.
Las palabras de Jesús en Lucas 12:6, 7 aseguran a Eliz que Jehová se preocupa por ella: “Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco valor, ¿no es verdad? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pero hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No tengan temor; ustedes valen más que muchos gorriones”.
Otros textos bíblicos:
Salmo 39:12: “Oye mi oración, sí, oh Jehová, y a mi clamor por ayuda de veras presta oído. Ante mis lágrimas no guardes silencio”.
2 Corintios 7:6: Dios “consuela a los deprimidos” (La Biblia de las Américas).
1 Pedro 5:7: “Ech[e]n sobre él toda su inquietud, porque él [Dios] se interesa por ustedes”.